La oración más milagrosa para Santo Domingo de Guzmán

Fue el fundador de la Orden de Predicadores, mundialmente conocida como Congregación de Dominicos.

Domingo fue bendecido  al ser integrante de una familia santificada, siempre fervorosa y practicante de la Palabra de Dios. Todos ellos han sido enaltecidos por la Iglesia Católica: su progenitor Félix de Guzmán y su hermano Antonio fueron declarados Venerables; mientras que su madre Juana de Aza y su hermano Manés son considerados Beatos.

Domingo nació en 1171, en la localidad de Caleruega, de la provincia de Burgos en España. Desde sus inicios fue receptor de una excelente educación religiosa impartida en el seno de su familia.

Santo Domingo de Guzmán

Juventud de Domingo de Guzmán

Su juventud física contrastaba con la madurez mental y seriedad que poseía, al punto que quienes lo escuchaban tenían la sensación de estar en presencia de un anciano, dada la amplia y profunda información que dominaba y la forma correcta de exponer y defender sus ideas.

Una de sus pasiones era la lectura, especialmente la referida a aspectos religiosos, lo cual afianzaba los conocimientos del joven. También dedicaba parte de su tiempo a ayudar a sus semejantes ante cualquier dificultad que llegara a ser de su conocimiento.

Con apenas 14 años, fue enviado a la población española de Palencia, a casa de su tío sacerdote, con la finalidad que diera continuidad a sus estudios, allí debía compartir dicha actividad con la realización de algunos trabajos hogareños.

Para esa época, Palencia entró en una situación económica crítica, que llevó a la población a la carencia de recursos aun para la adquisición de alimentos.. Ante la misma, Domingo se desprendió de sus escasos bienes para ayudar a combatir el hambre, quedándose únicamente con lo que más valoraba como lo eran sus libros. Sin embargo, su desprendimiento y su necesidad de ayudar a los pobres, hicieron que finalmente también los vendiera, con cuyo producto tuvo la satisfacción de solventar el hambre de algunos.

Su humildad ante la suntuosidad

La convivencia con su tío sacerdote, le permitió el acercamiento a diversos integrantes del clero. Esto le permitió participar, con el obispo de la región, en una visita pastoral hacia el sur de Francia, lugar donde los no creyentes se habían asentado, consiguiendo cantidad de adeptos y seguidores a sus falsas prédicas.

A estos discursos debían enfrentarse los misioneros católicos  con  el propósito de llevar la Palabra de Dios y evangelizar al pueblo. Sin embargo, tenían poco éxito en la consecución de sus objetivos, ya que eran rechazados por los habitantes en razón a que predicaban entre otras cosas, la humildad y la sencillez, lo que abiertamente contrastaba con el modo de vida que mostraban dichos misioneros, quienes se alojaban en los mejores hospedajes, se movilizaban en elegantes medios de trasporte y eran acompañados por asistentes y colaboradores.

Esto movió las fibras internas de Domingo, quien entendió que era una manera equivocada de llegar al corazón de las personas, ya que no mostraba ninguna señal de santidad sino por el contrario era muestra de lujo material.

Implementación de un novedoso método para misionar

Domingo se convenció que la forma más idónea de conseguir el acercamiento espiritual y trasmitir la Palabra divina era vivir por si mismo las necesidades del prójimo, rechazando toda expresión de superioridad.

Trasmitió sus ideas a sus compañeros, las cuales fueron entendidas y compartidas por ellos, decidiendo que en adelante llevarían una vida de absoluta pobreza, rechazando cualquier vestigio de lujo o comodidad y cultivando un proceder de santidad apoyado por una intachable moralidad. Acostumbrados los lugareños a la prepotencia de los predicadores, la actitud de Domingo y sus compañeros fue recibida con mucha reserva.

Su lema siempre versó sobre lo inútil de la violencia para convencer a la gente y que el acercamiento debe hacerse con mucha paciencia, con oración y con penitencia, con el convencimiento que la oración es más efectiva que cualquier arma.

Rasgos de su personalidad

Domingo siempre trató de desechar toda comodidad, se cuenta que prefería dormir sobre tablas, caminar descalzo sobre rústicos terrenos y vestir ropas que le procuraran cubrir su cuerpo sin ningún motivo de comodidad o adorno. Durante el año se sometía a varios períodos de cuarenta días continuos de ayuno absoluto.

Llegó a padecer algunas enfermedades, lo que no le impidió seguir predicando y llevando el evangelio a sus semejantes, lo cual hacia siempre con alegría y amabilidad. En esto ocupaba sus jornadas diarias, mientras que durante las noches se dedicaba a la reflexión y a la oración.

Creación de la comunidad de predicadores

Después de permanecer como misionero en el sur de Francia, empezó a cristalizar su idea de conformar una orden religiosa, idea que fue elevada ante el pontífice  Inocencio III quien acogió la propuesta sin entusiasmo alguno, ya que se trataba de un grupo de misioneros socialmente identificados por la pobreza en que vivían.

Se cuenta que el mencionado pontífice tuvo en sueños una revelación que la Iglesia católica sería objeto de un importante hecatombe y que dos personas lograrían salvarla, siendo tales personas Francisco de Asís y Domingo de Guzmán.

De esa manera, obtuvo la autorización y en agosto de 1216 fundo la Orden de Predicadores o Hermanos Dominicos.

Canonización de Domingo de Guzmán

Sus últimos días terrenales los vivió en Bologna, Italia, lugar donde empezó a experimentar una gran debilidad física hasta que el 6 de agosto de 1221 falleció.

En 1234, trece años posteriores a su muerte, fue declarado Santo.

Festividad en su honor

Durante los primeros días del mes de agosto se hacen actos conmemorativos en homenaje a Santo Domingo de Guzmán, variando de una localidad a otra, entre los días 4, 6 y 8 de ese mes.

Su inigualable papel evangelizador lo han hecho merecedor de ser venerado por la Iglesia católica, por la anglicana y por la luterana.

Oración a Santo Domingo de Guzmán

Humilde Santo Domingo de Guzmán,

recurrimos a tí para que por tu intercesión

nuestro Santo Padre nos conceda la gracia

de la humildad y la pobreza de corazón,

para saber entender el sufrimiento

de todos los desposeídos del alimento

espiritual y material.

Humilde Santo Domingo de Guzmán,

de manera especial te pedimos

la gracia de tu mediación

para que obtengamos la sabiduría

de saber llevar la Palabra de Dios

a los necesitados del conocimiento de la misma.

Humilde Santo Domingo de Guzmán,

que la sabiduría, humildad y pobreza

que profesaste durante tu vida

ayuden a que las verdades evangelizadoras

sean del conocimiento de toda la humanidad

para que las pongan en práctica, a mayor gloria de Dios.

Amén.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies ACEPTAR

Aviso de cookies