El año exacto de su nacimiento no se ha reportado, pero sus biógrafos lo ubican entre los años 1224 y 1225. El hecho ocurrió en el antiguo reino de Nápoles, en el castillo de Roccasecca próximo a la comunidad de Aquino, nombre este que le confirió identificación universal al ser conocido como Tomás de Aquino. Fue el noveno hijo de una noble pareja conformada por Landolfo y Teodora. Landolfo estaba vinculado familiarmente con el emperador Federico II y era familiar de los condes de Aquino; mientras que Teodora, su madre, era hija de los condes de Chieti.
Aspectos educacionales
Dada la cercanía del castillo de Roccasecca a la abadía de Montecassino, conducida por los sacerdotes benedictinos, a los cinco años Tomás fue enviado a esa abadía para que realizara sus estudios iniciales, adquiriendo allí sus primeros conocimientos religiosos y teórico-experimentales que sirvieron de semilla para desarrollar su inteligencia. Sus padres, como miembros de la nobleza se interesaban primordialmente por las posiciones sociales, esperaban que su hijo Domingo ocupara en un futuro el cargo de Superior de la abadía, pero él tenía aspiraciones más sencillas para acercarse a Dios.
Años más tarde ingresa a la Universidad de Nápoles. Allí, a los dieciséis años conoce al fraile Juan de San Juliano, por intermedio de éste visita con regularidad el convento donde reside Fray Juan. El intercambio de ideas con los integrantes del convento van sembrando en Tomás la inquietud de dedicarse al apostolado, la cual se va profundizando en él hasta que a los diecinueve años se hace miembro de la Orden de Predicadores.
Esta decisión lo enfrenta a diversos obstáculos. Uno de ellos fue que su familia, de noble condición, consideró una ofensa que uno de sus miembros fuese parte de una comunidad católica dedicada a vivir en la pobreza, entonces decidieron obligarlo a retirarse del monasterio y lo recluyeron por varios meses, en una especie de calabozo en el propio castillo de Roccasecca, tratando que Tomás recapacitara y abandonara sus ideas de dedicarse al apostolado, objetivo este que no pudieron alcanzar. Otro escollo fue que en París le impidieron impartir clases en la universidad por considerarlo un fraile indigente.
Pensamiento filosófico
Tomás de Aquino además de su vocación religiosa por medio de la cual se dedicó a hacer el bien y de llevar los principios evangelizadores a toda la población, fue un gran teólogo e intelectual, que dedicó gran parte de su tiempo a estudiar lo extraordinario del cristianismo, formando parte a lo que antiguamente se conoció como filosofía escolástica y es calificado el más grande ejecutor del saber escolástico. Llegó a ser profesor de Teología en la Universidad de París.
En el anterior aspecto tuvo importante influencia el fraile Alberto Magno, quien lo condujo al conocimiento de Aristóteles conocido como el filósofo de la razón. Alejandro Magno sostenía que siendo la razón un atributo dado por Dios a los hombres, estos deberían entenderla y explicarla y para ello el mejor camino era adentrase en los conocimientos y aportes de Aristóteles.
Su pensamiento revistió tanta importancia que dio origen a diversas corrientes filosóficas que en la práctica llegaron a conformar las doctrinas denominadas tomista y neotomista.
Obra literaria de Tomás de Aquino
El trabajo literario de Tomás de Aquino es muy amplia y variada, lo cual es sorprendente, en razón a que fue una persona que en su labor evangelizadora tenía una vida itinerante tratando de evangelizar y dar apoyo a la mayor cantidad de personas y aun así entregó a la humanidad una vasta producción literaria.
Entre sus aportes pueden citarse: nueve interpretaciones de las Sagradas Escrituras, once disertaciones sobre la obra de Aristóteles, varios relatos en torno a los trabajos filosóficos de Boecio y de Proclo, ocho libros sobre teología, varios tratados sobre temas académicos, tres famosas síntesis (teológica, contra los gentiles y sobre las opiniones escritas), la condensación de sermones pronunciados por el propio Tomás e inclusive escribió sobre tema políticos, conocidas oraciones y un libro litúrgico.
En su trayectoria como literato siempre procuró reconocer la superioridad de los axiomas teológicos en relación con las evidencias racionales, expresando que aun cuando la razón es muy restringida para entender a Dios, la filosofía puede ayudar a adquirir auténticas ideas. Tomás de Aquino es calificado como uno de los más eminentes filósofos del hemisferio occidental.
Reconocimiento a Tomás de Aquino
El Papa Gregorio X reconociendo la erudición de Tomás lo invitó a asistir al Concilio de Lyon e iba en camino a ese destino cuando de manera imprevista enfermó y fue recluido en la abadía de Fossanova situada en proximidad a Terracina, Italia, donde falleció el 7 de marzo de 1274.
En el año 1323, el 18 de julio, Tomás de Aquino fue canonizado por el Pontífice Juan XXII. Tiempo después, el 28 de enero de 1369, las autoridades eclesiásticas decidieron trasladar su cuerpo a Francia, específicamente a Tolosa en la comunidad de Languedoc; adoptándose esa fecha, el 28 de enero, para celebrar la festividad en honor a este Santo.
En 1567, el Papa Pío V lo proclama Doctor de la Iglesia y no es sino hasta 1880 que el Pontífice León XIII lo designó patrón de universidades e institutos educacionales católicos.
Oración a Santo Tomás de Aquino
Fuiste instrumento de la Santísima Trinidad
Deidad que a través del Espíritu Santo
te hizo cuna de diversos dones
entre ellos el de la humildad y la sabiduría.
Por medio de estos dones
viviste con humildad y necesidades
lo que te permitió disfrutar la pobreza
y las carencias sufridas
por los carentes de bienes de fortuna;
pero de igual manera con la inteligencia
con la que Dios te gratificó
lograste esclarecer
muchas de las enseñanzas
de la Palabra de Dios, para que las mismas
se hicieran comprensibles a la mente humana,
conocimientos que trasmitiste humildemente
con dialéctica a tus estudiantes
y con sencillez a los desposeídos.
Humildemente solicitamos
que por tu intermedio, el Altísimo
nos conceda las gracias de la sabiduría y de la humildad
para aceptar como verdaderos
todos los enigmas y dogmas de la fe cristiana.
Así sea.