Un cierto número de situaciones generan intranquilidad en la vida de las personas, esto puede deberse a las energías negativas, brujerías, hechizos o maldiciones que han sido enviadas por personas que desean el mal.
Existen formas de romper con toda esa maldad a través de oraciones de liberación, que ayudan a combatir espiritualmente y desean romper las ataduras a esos deseos negativos.
Sin duda, liberarse de esta situación puede ser una situación complicada, porque por lo general son espíritus malignos que están actuando para quitar la paz en las personas afectadas y al tenerlos en sus garras a través de ese bloqueo los tiene bajo su poder y son más fáciles y vulnerables para actuar sobre ellos.
A lo largo de la historia, los demonios continúan siendo seres con sabiduría destructiva, que durante siglos la han perfeccionado en maldad y crueldad. Así que un simple mortal, que lucha sin una protección divina contra un poder maligno puede ser un grave error, ya que con debilidad no se puede atacar a es fuerzas destructivas.
A pesar de lo difícil que se escucha, no todo está perdido porque el poder de Dios y toda su maquinaria de ángeles y protectores ayudan en la gran batalla que se necesita para liberarse de tanta maldad. Pero debemos estar claro que para luchar se necesita de nosotros mismos, no dejar todo los esfuerzos en los demás porque es una pelea que involucra una gran cantidad de seres espirituales para poder eliminarlas, ya que si no se hace a tiempo puede ser traspasado de generación en generación.
Después de estar completamente liberado de todo mal, nada como recibir con alegría la sanación
Para lograr estar completamente sanado y descansar tranquilo y protegido, gracias a Dios quien logra ese milagro divino, dándonos paz y permitiendo que no haya perturbación en nuestro interior ya que El escucha nuestras plegarias. Además, es necesario que al estar liberado recibir la Eucaristía y a partir de ahí nunca dejar de hacerlo, aumentar la fe con mayor intensidad, amor e invertir mayor tiempo para dedicárselo al Señor Misericordioso.
Oraciones de liberación con ayuda del poderoso Jesucristo
Dios, el Padre Todopoderoso, creador del cielo y la tierra y Jesucristo, el Hijo, que murió por mí para que yo pueda tener una vida hermosa.
Te alabo en medio de los desafíos actuales que me han estado acosando y glorifico y magnifico tu nombre
Tú, mi Poderoso Libertador eres grande y muy digno de mi alabanza. Hoy, vengo a ti para liberarte de todas las maldiciones generacionales provocadas por los pecados de mis padres.
Declaro que escucharé la voz del Espíritu Santo y, con su guía, caminaré en obediencia a ti y a tu Palabra.
Gracias por traerme a la libertad que tengo a través de Jesucristo. En el poderoso nombre de Jesús, oro… Amén.
Oraciones para eliminar todo bloqueo que detenga mis progresos en la vida
Gracias, Padre Celestial, ya que con gusto acepto el espíritu de una mente sana, rompo todas las cadenas y me liberas de cualquier atadura que esté bloqueando mi progreso y que controle cada situación por mí misma. Dame paz en tu elevada presencia, ayuda a los que están sometidos a persecución, sufrimiento, personas sin hogar, perdónanos de nuestros pecados y aquellos que nos ofenden en el nombre de Jesús te pedimos estas cosas. Amén.
Oraciones para ser protegido por el Espíritu Santo y ser liberado de toda maldad
Te entrego mi vida a ti.
Te entrego mi vida a ti. Cuando el enemigo entra como un diluvio, no seré derrotado porque he sido sellado por el Espíritu Santo.
A través de la sangre de Jesús, ya he sido liberado y ahora declaro que he sido completamente liberado
Oraciones a la espada bendita de San Miguel Arcángel para lanzar al Infierno a Satanás
San Miguel Arcángel Príncipe de las Milicias Celestiales, con el Poder que Dios te ha conferido ¡ven con tu espada bendita a lanzar al Infierno a Satanás! y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal ¡líbranos Señor de todo mal!
Con el Poder de la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, ato y amordazo todos los espíritus malignos que están escuchándonos y junto a nosotros, y los envío a los pies de Jesucristo el Señor, para que Él los envíe a su lugar y no regresen más.