El hecho de la existencia de Oraciones para el Descanso Eterno de un Fallecido tiene su fundamento inequívoco en la creencia de que existe una vida espiritual que persiste una vez terminada la vida terrenal de un individuo, en el entendido que todo ser humano tiene dos componentes el material conformado por su cuerpo y el espiritual constituido por su alma. Esa vida espiritual, aun cuando se espera que habrá una resurrección de los muertos, no tiene una existencia finita, sino que por el contrario es infinita y durará por toda la eternidad; ante lo cual la existencia terrenal, comparativamente, tiene una duración efímera que concluye con el fallecimiento del individuo.
Sin embargo, se presentan controversias en las diferentes religiones, sobre la necesidad de orar por los difuntos. Quienes sostienen que tal costumbre no tiene razón de ser se basan en que el destino eterno del alma está determinado por la conducta que tuvo el individuo durante su vida terrenal y que una vez fallecido ningún hecho o ninguna Oración van a tener efecto sobre el alma. Sin embargo, otros sostienen que la Oración por un fallecido reviste importancia para aquellas almas que temporalmente no han alcanzado su destino final, sino que se encuentran en una especie de limpieza espiritual en los denominados purgatorio (para los bautizados) y limbo (para infantes sin bautizar).
Sea cual sea la posición filosófica adoptada, el hacer Oraciones para el Descanso Eterno de un Fallecido es una costumbre muy arraigada en la población especialmente en las de origen latino, llegando en ocasiones a formar parte de las tradiciones, como es el caso de México donde la supuesta comunicación con los que han fallecido intentan hacerla de variadas maneras, desde oraciones hasta rituales materiales practicados en los cementerios; esta tradición ha sido llevada a otros países de Centroamérica y a algunas comunidades de Estados Unidos donde residen una amplia población mexicana, al punto que tal festividad ha sido declarada por UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Diferentes aspectos de la práctica de orar por los difuntos
Se dice que en el catolicismo desde tiempos remotos siempre han orado por sus difuntos, interpretando que estos son parte de la Iglesia al considerar que el fallecimiento significa el renacer en Cristo, por tanto están disfrutando de una nueva vida, de allí que se afirma que “Dios] no es Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos están vivos y que aquellos que han muerto en la fe están vivos en la eternidad (Lucas 20:38)”.
Por su parte, la Iglesia Luterana desde sus inicios ha incluido entre sus prácticas el orar por los difuntos, hecho que se concreta en la conocida “Oración de la Iglesia”, la cual entre variados aspectos incluye oraciones por los muertos. No obstante, se tiene conocimiento que el propio Lutero afirmaba que no era cuestionable hacer oraciones libres por los difuntos, si atenerse a patrones pre-establecidos.
La liturgia judía considera que desde tiempos medievales, durante el período en que se guardaba luto por la muerte de un sabio, se empezaron a utilizar recitaciones contenidas en el Kadish, siendo esta una de las oraciones con más significado y mayor espiritualidad para los judíos; esta costumbre fue extendida posteriormente para todas las personas al morir. Dando origen a una variación dentro del Kadish, conocida como el “Kadish de Sepultura” donde hacen referencia a la resurrección de los muertos.
Los hoy en día llamados cristianos, así como las otras diferentes corrientes de creencia evangélica consideran que se debe orar por las personas mientras estén
en vida terrenal cuando todavía hay probabilidades que la persona cambie su manera de ser y su comportamiento, porque una vez fallecida lo único que le espera es el juicio divino, no teniendo ya ningún efecto cualquier oración que se haga por el ser fallecido.
Distintas Oraciones para el Descanso Eterno de un Fallecido
Van desde Oraciones específicas escritas con el fin directo de encomendar el difunto ante Dios tanto en el momento como después del entierro, pasando por las misas para difuntos o funerales, el rosario, los novenarios, las oraciones propias para cuando se hace visita al cementerio.
Se dice que durante la evangelización de América los misioneros católicos, en su mayoría provenientes de España, instauraron múltiples aspectos culturales entre ellos la costumbre de reunirse con los familiares desde el fallecimiento hasta momento del entierro, tiempo que es conocido como Velorio, durante el cual se ora constantemente por el alma del fallecido. Posteriormente, se hace el Novenario que consiste en reunirse deudos, familiares y amigos durante nueve días consecutivos. Después, el día-fecha que ocurrió el deceso, durante los doce meses del primer año se celebran misas para difuntos.
Generalmente, las oraciones consisten en Oraciones, también llamadas Novenas, especiales para difuntos, acompañadas de otros rezos como el Rosario y cánticos religiosos propios para la ocasión. Los funerales o misas de difuntos son celebraciones guiadas por un sacerdote con la participación de todos los demás asistentes, es una ofrenda donde además de las características propias de la misa, se hace alusión especial y se pide de manera particular por el fallecido y finalmente termina con un Responso, que es una Oración especial por los difuntos compuesta por plegarias y cánticos.
Oraciones más populares para el descanso eterno de un fallecido
¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor, único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos! Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos; Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto; Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en él gemían sin consuelo; Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas. Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida, por la perdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso. ¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu sangre preciosísima y la lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él! ¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma! ¡Míralas, oh dulce, oh pidadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón. Amén.
A continuación otra importante oración que puedes recitar por su ser querido:
Señor, te encomendamos el alma de tu siervo(a) … (mencione su nombre) y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus patriarcas, ya que por ella bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra. Reconócela, Señor, como criatura tuya; no creada por dioses extraños, sino por ti, único Dios vivo y verdadero, porque no hay otro Dios fuera de Ti ni nadie que produzca tus obras. Llena, Señor, de alegría su alma en tu presencia y no te acuerdes de sus pecados pasados ni de los excesos a que la llevó el ímpetu o ardor de la concupiscencia. Porque, aunque haya pecado, jamás negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo; antes bien, creyó, fue celoso de la honra de Dios y adoró fielmente al Dios que lo hizo todo.
Aun teniendo como premisa que al momento de producirse la muerte se determina el destino definitivo del alma o espíritu, las oraciones por los difuntos puede servir para algunas Iglesias o religiones como peticiones ante el Ser Supremo para que el alma encomendada llegué a compartir las bendiciones y bienaventuranzas de Dios, ayudándole a obtener la expiación de sus pecados y el perdón. Sin embargo, pueden también tener cómo fin mantener presente el recuerdo de un familiar o amigo que terminó su vida terrenal antes que nosotros, permitiéndonos mantener una unión espiritual con esa persona.
No se debe olvidar que toda cultura humana tiene, y ha tenido, maneras distintas para recordar a sus muertos y mantener viva la creencia que puede existir cierta interacción entre quienes estamos en la vida terrenal y aquellos que ya han dejado esta vida. De igual manera, cada iglesia tiene criterios y conductas diferentes para honrar, recordar o pedir a un Ser Supremo por un difunto.