Oración milagrosa para Santa Rosa de Lima

Siendo Lima capital del Virreinato de Perú, el 20 de abril de 1586 los esposos Gaspar Flores y María de Oliva y Herrera vieron nacer su cuarto descendiente de los doce que tuvieron, en este caso nació una niña que recibió el nombre de Isabel. Algunos biógrafos de Santa Rosa de Lima refieren que su nacimiento fue el 30 de abril pero registros escritos corroboran que su nacimiento fue el 20 de abril, hecho confirmado por su confesor y biógrafo fray Pedro de Loaiza.

Su grupo familiar pertenecía al grupo conocido para esa época con el nombre de pequeños propietarios, quienes sin poseer riquezas tenían cierta solvencia económica, su padre era soldado de infantería del grupo conocido como arcabuceros y su madre de procedencia indígena tenía como oficio hilar y coser.

Cambio de Isabel a  Rosa

La niña fue llamada Isabel por un breve tiempo y comenzaron a llamarla Rosa. Hay diversas anécdotas que fundamentan dicha modificación. Una de ellas es la que afirma que, cuando la niña tenía tres meses de edad, una criada vio en su rostro una bellísima rosa. Otra refiere que fue su madre que tuvo una visión donde la faz de su hija se transformó en una rosa. Otra versión menciona que con el transcurrir del tiempo el rostro de Isabel se tornaba sonrosado y comenzaron a llamarla Rosa. Sea cual sea la verdadera razón, el hecho es que la niña a medida que crecía, aumentaba su belleza hasta convertirse en una hermosa joven, conviniendo su familia y amistades en llamarla Rosa, nombre al que ella agregó las palabras “de Santa María”.

Rechazo a su nuevo nombre

Siendo ya una joven adolescente a Isabel le molestaba que le llamaran Rosa ya que era un nombre poco utilizado en ese entonces y había quienes se burlaban de ella por ese motivo.

Cuando llegó a la edad de veinticinco años no sólo aceptó llevar el nombre de Rosa sino que quiso que le llamaran Rosa de Santa María. Esto se debió a que, según relatos tenidos como verídicos, como era tanta su contrariedad por tan simple hecho, fue a planteárselo a un sacerdote, quien la calmó al preguntarle si ella no consideraba que su alma era como una “rosa que se recreaba a Jesucristo”.

Meditando estas palabras, Santa Rosa de Lima accedió sinceramente a llevar dicho nombre, refiriendo ella misma que en varias interrelaciones  místicas con Jesucristo y con la Virgen se referían a ella llamando Rosa.

Acercamiento a la religiosidad

El 25 de mayo, un mes después de su nacimiento y coincidiendo con el día de Pentecostés, fue bautizada bajo el nombre de Isabel, en la Iglesia de San Sebastián.

Para el año 1597 la familia cambia domicilio y se instalan en el poblado de Quive donde el jefe de familia asume el cargo de administrador de una obra  y es en ese pueblo donde Isabel es confirmada con el nombre de Rosa, por el Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo.

A la par, ambos progenitores tratan de impartirles a sus hijos una piadosa educación, afianzándoles la importancia de adoptar una firme formación cristiana. Teniendo Isabel aproximadamente doce años de edad empezó a ayunar y a someterse en secreto a fuertes penitencias y mortificaciones, experimentando a la vez severos dolores reumáticos que no quería hacer del conocimiento de su familia.

Manifestación de su espiritualidad

Después que el padre hubo cumplido su compromiso laboral en Quive la familia regresa a Lima, con una precaria situación económica lo que ameritó que Rosa ayudara al mantenimiento del hogar. Sin embargo, pudo darse cuenta que existía en su proximidad otra pobreza más degradante vivida por los indios o indígenas, quienes humildemente soportaban las humillaciones impuestas por los aristócratas españoles.

Rosa convencida que los cristianos tienen la obligación de ayudar al prójimo, no entendía cómo los españoles maltrataban a los  indígenas, hallando respuesta a su duda cuando consiguió comprender que el sufrimiento tiene un verdadero alcance redentor. Esto trajo como consecuencia que su conducta la hacía destacarse por su generosa entrega a sus semejantes y por sus sorprendentes cualidades piadosas.

Afianzamiento de su religiosidad

Desde su adolescencia tuvo como modelo a seguir a Santa Catalina de Siena y al igual que ésta hizo la promesa de castidad perpetua, lo cual se enfrentaba a los propósitos casamenteros que sus padres tenían para ella, prevaleciendo al final la decisión de la joven, quien aspiraba ingresar a un convento de religiosas dominicas.

Al no haber en la ciudad ninguna casa de dicha orden religiosa, en el año 1606 recibió, en la iglesia de Santo Domingo en Lima, la vestidura de terciaria dominica, convirtiéndose en una seglar dedicada al prójimo y al apostolado, que estando en medio de la sociedad donde convivía, tuvo como objetivo la perfección cristiana, cumpliendo las normas de la agrupación religiosa a la que decidió pertenecer.

De esta forma, Santa Rosa de Lima nunca llegó a ingresar a un convento, sino que continuó con su cuotidiana vida familiar, participando en las obligaciones de su hogar; ayudando además a las personas necesitadas espiritual y materialmente, fundamentalmente ofreciendo a los niños instrucción cristiana y cuidando enfermos llegando a establecer en proximidad a su casa una especie de sanatorio donde podía prestarles mejor asistencia.

Vida casi ermitaña

Rosa de Lima causaba sensación por su belleza especialmente entre jóvenes casamenteros, lo cual le causaba irritación. Tomó así la decisión de cortar su hermosa cabellera y colocar sustancias irritantes en la piel de su cara para contrarrestar su hermosura.

Podía pasar largas horas orando ante el Santísimo Sacramento y trataba de comulgar diariamente. Así transcurrieron aproximadamente 10 años de su vida, cuando decidió ofrecer su virginidad a Dios y ante las dificultades para ingresar a un convento, con la ayuda de uno de sus hermanos, construyó en la huerta  de su vivienda una especie de ermita u oratorio, donde pasaba largas horas en oración, saliendo para atender los requerimientos espirituales de quienes necesitaran atención, atender enfermos y cumplir obligaciones religiosas en el templo.

Enfrentamiento maternal

Santa Rosa de Lima no desarrolló grandes amistades con sus contemporáneos, por el contrario fueron escasas las personas con quienes frecuentaba, limitándose a compartir con amigos de la familia y algunas damas fervorosas y virtuosas. Sus inquietudes las compartía con sus confesores algunos pertenecientes a la Compañía de Jesús y la mayoría formaban parte de la agrupación dominica. De manera excepcional estableció amistad con un médico, Juan del Castillo, persona llena de gran sensibilidad espiritual.

Ante este selecto pero enjundioso último grupo de amistades, la madre de Santa Rosa llegó a mostrase contraria, llegando a desaprobar la comunicación con dichas personas, debido a que a su parecer las rigurosas penitencias y sacrificios a los que su hija se sometía eran producto de los consejos dados por sus confesores y por su amigo médico. Lejos estaba su señora madre de entender que el proceder de su hija sólo obedecía a su íntimo y directo contacto con Dios Padre, con Jesús y con la Virgen María.

Sus confesores si influyeron para que Santa Rosa emprendiese la tarea de hacer anotaciones de las dádivas y gracias recibidas de parte de la Divinidad, que fueron numerosas y en su conjunto conformaron un escrito conocido como Escala Espiritual y que ha servido de afianzamiento para conocer la estrecha relación experimentada por esta Santa en su contacto con el mundo celestial.

Beatificación y canonización

Santa Rosa de Lima víctima de tuberculosis, falleció el 24 de agosto de 1617, a la edad de treinta y un años, integrante de la Orden Terciaria Dominica fue beatificada el 5 de abril de 1668. Su canonización fue el 12 de abril de 1671, siendo la primera persona americana en ser reconocida como santa, por la iglesia católica.

En 1669 fue nombrada patrona de Perú y en 1670 designada patrona de América y Filipinas. Además es patrona de diversas instituciones en Perú, Venezuela, Paraguay y Argentina. Es también reconocida como protectora de los enfermos de tuberculosis.

Festividad en su honor

El día de veneración a Santa Rosa de Lima es el 30 de agosto por ser una fecha cercana al día de su muerte y no estar dedicado a conmemora a otro santo. En una modificación del calendario religioso hecha en el año 1969 fue cambiado oficialmente el día de su recordatorio para el 23 de agosto; no obstante en todos los países de América se conserva la tradición de homenajearla el 30 de agosto.

En particular, en Perú es un día feriado el 30 de agosto, fecha en la cual se realizan actos religiosos en su honor y su imagen es llevada por la calles de Lima. Réplicas de la misma cumplen el mismo objetivo en diversas ciudades y poblaciones peruanas.

Oración milagrosa 

Purísima Santa Rosa de Lima,

dedicaste tu vida a ayudar a los enfermos,

a favorecer a los desposeídos,

a buscar las justicia para los oprimidos

y a enseñar la fe cristiana a quienes la necesitaban,

intercede ante Dios Padre

para que la justicia espiritual y material

prevalezca en nuestro tránsito terrenal.

 

Purísima Santa Rosa de Lima,

tú que profesaste un inmenso amor

a la Santísima Virgen y a su Sagrado Hijo Jesús,

otórganos la gracia de amarlos a ellos

con todo nuestro corazón

y de aprender a amar e nuestro prójimo

con todo desprendimiento.

 

Purísima Santa Rosa de Lima,

danos tu amparo en esta vida

para que siguiendo tu ejemplo

disfrutemos de una gloriosa vida eterna. Amén.

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