Hay quienes ponen en duda la veracidad de todo lo escrito en torno a Santa Filomena, debido a que no existe manuscrito alguno o datos históricos que confirmen lo sucedido a esta santa joven.
EL conocimiento que se tiene sobre esta mártir está fundamentado en lo expresado por tres personas que fehacientemente llegaron a manifestar y sostener ante todo juicio, que fueron objeto de revelaciones de la propia joven quien les trasmitió y dio a conocer todas las calamidades terrenales que llegó a padecer, así como también las bendiciones por ella obtenidas a través de diversas apariciones y manifestaciones que recibió de parte de Virgen María.
Los elegidos por Santa Filomena para revelar su historia
Los seleccionados como receptores de las revelaciones de Filomena fueron tres personas residentes de Italia, entre finales del siglo XVIII y primera mitad de siglo XIX. Las tres personas eran desconocidas entre sí, pero en oportunidad de relatar las manifestaciones recibidas de parte de Santa Filomena, coincidían en los relatos fundamentales y a partir de ellos es que se ha conformado la historia de esta santa, ya que las tres personas eran respetadas y gozaban de una alta confianza en cuanto a la credibilidad que ofrecían.
Eran ellos un artesano napolitano; otro fue un individuo muy religioso, devoto y de íntegra conducta que aun sin ser monje llevaba una vida casi monástica, sin embargo, hay referencias que se trataba de un sacerdote jesuita; la tercera persona fue una monja también residente de Nápoles que había dedicado su vida a su comunicación con Dios.
Testimonios declarados
De las tres informaciones recogidas, aun cuando todas coinciden en los hechos narrados, los expuestos por la religiosa son los que mayores detalles ofrecen y en los que se basa la historia que hoy se conoce de Santa Filomena.
Se cuenta que en el año 1805 los restos y reliquias de la joven Filomena fueron llevados a Nápoles, donde fueron depositados en la iglesia de la localidad. Por ese tiempo, una religiosa de nombre María de Jesús, quien vivió entre los años 1799 y 1875, era superiora de un convento cercano se veía aquejada por varias enfermedades, consigue una imagen de Filomena y le pide que interceda por ella para ser sanada de sus dolencias; poco tiempo después la religiosa recupera totalmente su salud, lo que hace que se interese por conocer la verdadera historia de Filomena.
Posterior a esto, en varias oportunidades la religiosa entraba en una especie de éxtasis espiritual, momentos en los cuales Filomena le iba narrando la historia de las vicisitudes por ella vividas, desde su origen familiar, el sitio donde vivía con sus padres, quienes fueron estos, hasta las causas del martirio a que fue sometida y cómo fue perpetrado el mismo.
Informaciones semejantes fueron narradas por los otros dos videntes; siendo las de la religiosa las que ofrecían mayores detalles. Se afirma que todas estas manifestaciones sucedieron desde el año del traslado de los restos de la santa a Nápoles en el año 1805 hasta aproximadamente el año 1825.
Lo interesante de las tres narraciones, aparte de su coincidencia, estriba en que muchas de ellas concuerdan con lo encontrado en la tumba de la santa cuando el 24 de mayo del año 1802 fue abierta después de ser encontrada en las catatumbas de un camposanto romano, ubicado en la antigua vía Salaria.
Hallazgos encontrados con los restos de Santa Filomena
Durante los días de las persecuciones en contra de los primeros cristianos, quienes lograban rescatar el cadáver de algún martirizado, acostumbraban incluir en el sepulcro junto al cuerpo, diversos símbolos que manifestaban el motivo de la muerte sufrida por la persona en cuestión.
Es así como en el caso que nos ocupa, la simbología encontrada es bastante abundante. Fueron hallados un látigo provisto en sus extremos de esferas metálicas utilizado para flagelar a la persona castigada y unas flechas que pueden significar su uso como objeto definitivo para causar la muerte. También se encontró un ancla como indicativo que había sido lanzada a profundidades acuáticas. Había además la imagen de una palma que se interpreta como el vencimiento del bien sobre el mal y el dibujo de una azucena en representación de la virginidad de la víctima.
Otro símbolo muy significativo fue la presencia de un recipiente roto de vidrio conteniendo restos de sangre, esto confirma la condición de mártir de la persona encontrada porque era usanza de la época recoger en un recipiente sangre de la persona martirizada.
En el cadáver se pudo constatar que el cráneo presentaba una fisura, tenía pérdida de parte de la dentadura y a nivel de las costillas se veían señales de heridas.
A parte de todo lo anterior, se encontró una inscripción que rezaba lo siguiente “Filomena, la paz sea contigo, así sea”, leyenda que se incluía en la sepultura de fieles que habían fallecido a causa de martirio.
Todos estos elementos son interpretados certeramente que el cadáver correspondía a una dama virgen y que falleció martirizada. Los mismos fueron valuados y corroborados por Mariano Porterio, sacerdote jesuita.
Particularidad del hallazgo de restos sanguíneos
La ceremonia de recoger muestras de sangre de la persona martirizada obedecía a la creencia que eso era un homenaje en recuerdo a la crucifixión de Jesucristo. Como el envase donde hallaron la sangre estaba roto, se narra que al tratar de trasvasarla a otro recipiente se veía como una mancha oscura como es típico de una muestra de sangre; no obstante, al acercar la muestra al cuerpo de Filomena la misma perdía su homogeneidad y se convertía en formaciones globulares que transformaban su natural color rojizo en variadas tonalidades semejantes al espectro que ofrece un arco iris.
La aceptada historia de Santa Filomena
En el año 1802 estaban realizando unas excavaciones arqueológicas en Roma y entre los hallazgos estaba el cadáver de una jovencita de aproximadamente 12 años de edad, y cuyo ataúd contenía símbolos y señales de haber sido víctima de martirio. Este hecho posiblemente hizo que autoridades eclesiásticas se interesaran por identificar el cadáver y a la vez darle un destino acorde a los sufrimientos sufridos por la joven, causados seguramente por la defensa de la fe cristiana.
El cadáver encontrado fue trasladado a Nápoles, bajo la responsabilidad del monje Francisco de Lucia quien finalmente los llevó a la iglesia de la localidad. La población comenzó a rendirle tributo a la niña mártir y a solicitar su intercesión para obtener favores de Dios, estos no tardaron en hacerse evidentes, lo cual aumento la fe demostrada por la feligresía.
La notoriedad de la joven Filomena se acrecentó cuando se dieron a conocer los testimonios de las revelaciones que ella hizo a las tres personas antes mencionadas.
Algunos aspectos biográficos
Se dice que fue hija única de unos reyes griegos, quienes ofrecían homenajes a dioses paganos para conseguir descendencia. Tuvieron oportunidad de relacionarse con un creyente cristiano quien los persuadió a escuchar la Palabra de Dios y recibirlo a través del bautismo, ofreciéndoles que oraría para que se les concediera su anhelado deseo, el cual fue hecho realidad con el nacimiento de una hija. Ante esta realidad, los monarcas convencidos de las verdades cristianas, accedieron a ser bautizados y a profesar el catolicismo. A la niña le dieron el nombre de Filomena que significa hija de la luminosidad y fue criada bajo las enseñanzas del cristianismo.
Se desató en Grecia siendo los padres amenazados, lo que hizo que se fueran a Roma en búsqueda de apoyo por parte Diocleciano, el más alto mandatario romano para ese momento.
Para darle la ayuda solicitada, Diocleciano exigía que le dieran a Filomena como su esposa, a lo cual ella se negó porque había prometido a Dios mantener su virginidad. Ante la negativa de la joven el emperador se encolerizó y dictaminó que Filomena fuera sometida a prisión y mantenida encadenada. La niña se mantenía en oración constante, se le apreció la Virgen María quien le expresó que sería objeto de crueles torturas pero que no debía ceder ante ellos ya que había sido elegida por Dios como hija preferida. Esto renovó los fervorosos ánimos de Filomena.
A partir de allí, la joven fue flagelada y arrastrada por las calles del pueblo, experimentando fuertes daños físicos; al ser regresada a la prisión inexplicablemente se sanaba de sus heridas. Ante esta situación Diocleciano mando que fuese sometida a la acción de flechas calientes para que muriese por efecto de las mismas; sin embargo, las flechas tomaban direcciones diferentes a donde estaba Filomena, fallando así el propósito de asesinarla. Finalmente, el emperador viéndose imposibilitado de vencer a la joven Filomena, ordenó que la decapitaran.
Reconocimiento de su santidad
Mucho tiempo después, hacia la primera mitad del siglo XIX el conocimiento sobre Santa Filomena se había hecho universal, así como su condición de mártir cristiana, hacho que fue reconocido y aprobado por el papa León XII quien la santifica. Posteriormente, el pontífice Gregorio XVI aprueba su veneración por parte de la iglesia.
El culto a esta santa fue oficialmente aprobado el 11 de agosto de 1969, escogiéndose ese día para festejarla. Se le tiene como patrona de los niños, de los desvalidos, de los enfermos y de personas de mala conducta.
Oración a Santa Filomena
Oh virgen y mártir niña,
otórganos la necesaria fuerza
para resistir las pruebas que el inmundo espíritu
nos presenta para que dudemos de la Palabra de Dios.
Oh virgen y mártir niña,
dedicaste tu corta vida
al servicio del Creador
y a defender la fe cristiana,
intercede para que la humanidad
permanezca fiel a la voluntad de Dios
y cumpla sus mandatos con alegría
aun ante cualquier adversidad
que se le presente.
Oh virgen y mártir niña,
supiste afrontar dificultades y hostigamientos
con la entereza que recibiste de Dios y la virgen María,
has que nosotros podamos resistir
a todas las tentaciones y obstáculos que se nos presenten
por ser seguidores del cristianismo. Amén.