Oración milagrosa para Santa Justina de Padua

La historia de esta Santa está rodeada de tradiciones y referencias trasmitidas de generación en generación. Sin embargo, se han encontrado descripciones verídicas históricamente hablando, en las cuales la única duda que se puede admitir es en los datos exactos de los años referidos.

Se dice que sus padres, Edesio y Cledonia, formaban una pareja pagana; sin embargo, la niña Justina tuvo la ventura de escuchar las palabras de un monje católico, las cuales la conmovieron de manera muy significativa y la condujeron a buscar las enseñanzas del catolicismo, logrando que sus padres también se convirtieran a la religión católica.

¿Quién es Santa Justina de Padua?

Fue una joven mujer de conducta cristiana que convencida de la existencia de una verdadera vida eterna, teniendo dieciséis años de edad hizo de manera privada votos de castidad y decidió dedicar su vida a Jesús. Fue martirizada y asesinada hacia el año 304, tiempo en que estaban en el mayor auge las persecuciones hacia los cristianos.

Se dice que indirectamente fue discípula de San Pedro, esto debido a que su confesor espiritual fue San Prosdócimo, quien fue enviado por el propio San Pedro desde Antioquia hasta Padua como primer obispo de esta comunidad.

Justina era hija del prefecto de Padua de nombre Vitaliano y su madre respondía al nombre de Prepedigna, quienes fueron conversos al catolicismo y bautizados, al igual que Justina, por el obispo Prosdócimo.

Lo referido en torno a Santa Justina de Padua

Lo que se conoce en relación a esta joven mártir en gran parte se debe a la recopilación de datos llevada a cabo por los seguidores jesuitas  del presbítero Jean Bolland conocidos como los bolandistas. Estos clérigos tuvieron como misión recopilar la mayor cantidad posible de datos biográficos de aquellas personas retenidas como santos en los primeros años del cristianismo y sobre los cuales no había información escrita.

Hay quienes afirman que el martirio de Santa Justina ocurrió en el año 304, es decir en el siglo I, no obstante los bolandistas refieren que sus investigaciones ubican la vida de esta mártir entre fines del siglo III e inicios del IV, fechas que coinciden con la dinastía de Dioclesiano, lo cual es más coincidente con los hechos narrados por la tradición.

Persecución a los cristianos

Al poco tiempo de ser bautizada la familia de Justina, estalló oficialmente la persecución de los cristiano. Lógicamente su padre fue destituido de su cargo como prefecto y fue reemplazado por un hombre de nombre Máximo, quien como fin principal tenía el acosamiento de los que eran conocidos como conversos al catolicismo y si estos no renegaban de su fe eran sometidos a crueles torturas que conducían a su muerte segura. Esto trajo como consecuencia que muchos creyentes optaron por abandonar sus hogares y huir del lugar.

Posición de Justina ante la persecución

La joven Justina llena de valor y de entereza tomó la decisión de quedarse en la ciudad  y en vez de ocultarse y desechando todo aprensión, se dedicó a ayudar abiertamente a los perseguidos, a auxiliar enfermos ya visitar los sitios de reclusión de ciudadanos llevándoles la Palabra de Dios, consuelo, medicinas y alimentos.

Esta conducta llegó a oídos del prefecto, quien la desaprobó, ordenando la pronta detención de la joven insurrecta.

Detención y martirio de Santa Justina

En una ocasión la joven venía de asistir a refugiados que vivían en los alrededores del poblado y los soldados la intersectaron. Al sospechar ella que iba a ser detenida, les solicitó que le permitieran unos instantes de oración  a lo cual ellos accedieron.

La joven se colocó de rodillas y pidió a Dios que le diera fuerzas para soportar todo lo que tenía que enfrentar y le diera firmeza para no flaquear en su fe. Inmediatamente fue llevada ante el prefecto Máximo quien en medio de proposiciones y coacciones la inducía a que reconociera a ídolos paganos e incluso le prometió convertirla en su esposa. Justina rechazó toda propuesta al tener presente su condición de cristiana y que había ofrecido su virginidad a Jesucristo. Esta posición inquebrantable encolerizó aún más a Máximo y dispuso que la joven debía ser asesinada utilizando una espada.

Al escuchar la sentencia Justina se arrodilló dando gracias al Ser Supremo por hacerla merecedora del martirio, momento que el verdugo aprovecho para apuñalearla por un costado con una espada.

Se refiere que en esa posición, con los brazos abiertos y la mirada dirigida al cielo, ella permaneció por largos minutos mientras se desangraba. Finalmente dando gracias a Dios, se hizo la señal de la cruz y sin vida cayó al piso.

Culto a Santa Justina

El cuerpo de la joven pudo ser retirado por algunos creyentes y según lo acordado por el obispo Prosdócimo fue sepultado en unas catacumbas destinadas a rendir culto a la Virgen María y que estaban ubicadas fuera del recinto sagrado de Roma, conocido para ese entonces como pomerium. A partir de estos hechos los fieles cristianos comenzaron a tributarle homenajes a la joven mártir.

Su entereza y santidad se fueron haciendo muy populares en la comunidad de Padua. Históricamente existen pruebas fehacientes sobre algunos hechos en torno a esta santa. Entre estos está una placa que haciendo referencia a Santa Justina, está ubicada en un santuario dedicado a ella construido entre fines del siglo V.  Por otra parte, también se refiere que en el año 617 el obispo Agripino le dedicó una capilla, hecho corroborado por la presencia de una inscripción referida a esa acción.

Su cuerpo y reliquias

En el sitio donde estaba sepultado el cuerpo de Santa Justina fue construida una basílica que para el año 1117 fue destruida por un terremoto, hallándose entre los escombros el sepulcro de la santa. Este hecho condujo a que en Padua se creara la Congregación Benedictina de Santa Justina, cuyos miembros procedieron a reconstruir la iglesia de manera muy sencilla, siendo la nueva basílica consagrada para el año 1180.

Posteriormente, estando en pleno auge dicha agrupación religiosa, propusieron la construcción de un santuario en honra a la mártir, que estuviera más  acorde a los méritos por ella desplegados. Este recinto religioso fue terminado de construir en el año 1587 y el cuerpo de Santa Justina fue finalmente sepultado bajo el altar mayor en el año 1627. En esa misma basílica está ubicado el conocido Pozo de los Mártires, donde han sido sepultados el cuerpo de otros mártires.

Reconocimientos a Santa Justina

La Congregación Benedictina seleccionó a esta joven mártir como su patrona, lo cual favoreció la difusión del culto en su honor, no sólo en Italia sino que el mismo trascendió los límites de este país.

Para el año 1571, Venecia la reconoció como patrona de toda su comarca, llegando inclusive a acuñar una moneda de curso regional, conocida como la justina.

En 1810 el monasterio prácticamente desapareció a raíz de la clausura de iglesias y monasterios por orden de Napoleón, por tanto se desdibujaron un poco los reconocimientos a esta santa. Sin embargo, a partir de 1919 cuando el monasterio fue reabierto se reavivó, en cierto sentido, la devoción a Santa Justina.

Fervor popular a Santa Justina

La Abadía de Santa Justina en Padua data desde el siglo V, la misma fue acrecentando su importancia a medida que aumentaba la difusión de la veneración a esta joven mártir, hecha que se detuvo en el siglo XV cuando fue cerrado temporalmente.

Santa Justina es la patrona de Padua, así como también es la patrona y protectora de Venecia.

Se le representa como una hermosa joven laureada con una corona, cuyo torso es atravesado por una espada y portadora de una palma o de un lirio simbolizando su martirio y su pureza.

La conmemoración  en honor a Santa Justina de Padua es el 7 de octubre. Sin embargo, no existe registro oficial sobre las fechas y datos de su canonización.

Oración a Santa Justina de Padua

Virgen y mártir Santa Justina

en tu breve vida terrenal

pudiste entender y disfrutar

la grandeza de la Palabra divina,

lo cual te dio las fuerzas necesarias

para consagrarte a Dios

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